Durante 2024, la Organización de Aviación Civil Internacional (ICAO) ha impulsado una serie de actualizaciones clave para mejorar la seguridad y la integración de los drones en la aviación global. Estas iniciativas reflejan el compromiso de la ICAO con la modernización de las regulaciones y la creación de un entorno más seguro y eficiente para la operación de sistemas aéreos no tripulados, también conocidos como RPAS.

Entre los cambios más significativos, se introdujo el Certificado de Operador de RPAS (ROC), esencial para aquellos que deseen realizar operaciones internacionales con drones. Este certificado garantiza que los operadores cumplan con requisitos de seguridad rigurosos y que las aeronaves se utilicen de forma eficiente y responsable en el espacio aéreo internacional. Además, se han revisado los estándares de certificación de aeronavegabilidad de los RPAS, asegurando que cumplan con las mismas exigencias que las aeronaves tradicionales.

Otro aspecto destacado ha sido la regulación de los sistemas de enlace de control y comando (C2), especialmente en operaciones más allá de la línea de visión (BVLOS). Estos sistemas son esenciales para garantizar el control de los drones en vuelos de largo alcance, lo que ha abierto la puerta a nuevas aplicaciones comerciales en sectores como la logística y la inspección de infraestructuras. Se han revisado las frecuencias de comunicación utilizadas por estos sistemas, optimizando la seguridad y minimizando interferencias en el espacio aéreo.

En el ámbito de la sostenibilidad, la ICAO ha hecho avances en la adopción de tecnologías y prácticas que buscan reducir la huella de carbono de la aviación en su conjunto, incluyendo la operación de drones. Se han promovido nuevas regulaciones orientadas a la reducción de emisiones y a la mejora de la eficiencia energética de los sistemas aéreos no tripulados, alineándose con los compromisos internacionales en materia de cambio climático.

Finalmente, la cooperación internacional ha sido otro de los pilares del trabajo de la ICAO en 2024. Las nuevas normativas fomentan la colaboración entre los Estados miembros para garantizar una regulación coherente y robusta, que permita una gestión eficaz del espacio aéreo global, incluso en áreas densamente pobladas o de tráfico aéreo elevado.