Con la llegada de internet, los smartphones, tablets y PCs, hemos cambiado la forma en la que nos relacionamos con las tecnologías. ¿Podrías apagar tu teléfono durante 24 horas? ¿Y si te dijese 48? ¿Una semana?. La respuesta generalizada a estas preguntas suele ser un rotundo «NO» acompañado de una mueca de pavor. La tecnología, es cada vez más omnipresente e indispensable, tanto en nuestra vida profesional como en la personal.
Mantenerse conectado en las redes sociales, videoconferencias, responder mails…todas estas pequeñas actividades nos llevan a una mentalidad de estar «siempre conectado«. Pensamos que nos perdemos información importante si no estamos conectados todo el día. La investigación sugiere que el uso excesivo de Internet y las redes puede conducir a una adicción tecnológica, que a menudo, pasamos por alto, ya que esta socialmente «aceptado» el uso abrumador de las tecnologías digitales.
¿Es la adicción a la tecnología real?
La adicción, proviene de la palabra latina: «addictus» que significa «esclavitud«. Es una dependencia compulsiva que provoca un sufrimiento a la persona afectada. Es un comportamiento difícil de detener, incluso cuando la persona lo desea. La adicción a la tecnología es un hábito de comportamiento definido por la dependencia de internet y los dispositivos equipados tecnológicamente. Si bien usamos la tecnología para prosperar en el entorno social actual, una dependencia excesiva puede ser socialmente dañina.
La adicción a la tecnología es una dolencia real que afecta a personas de todo el mundo. Sin embargo, siempre hay dos partes en cada historia. La adicción a la tecnología es un término amplio que a menudo no se define con precisión, no está claro si estos hábitos tecnológicos potencialmente nocivos son adictivos. Además, las personas se apresuran a caracterizar las actividades que no les gustan o que entienden como «adictivas» para justificar sus propias acciones y las de los demás.
Algunos profesionales de la salud mental creen que la adicción digital es un signo de otra condición, como ansiedad o depresión, en lugar de un trastorno distinto en sí mismo. Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales aún no han identificado específicamente las adicciones a los smartphones u otras tecnologías de consumo. Sin embargo, no podemos descartar que algunas personas que usan estos medios SI presentan síntomas de dependencia excesiva.
¿Es peligrosa la dependencia excesiva de la tecnología?
No podemos describir este problema potencial como adicción ya que, no hay pruebas científicas de que la tecnología sea adictiva. Sin embargo, la dependencia excesiva de la tecnología puede ser extremadamente dañina y hacer que el usuario desarrolle una variedad de problemas neurológicos, psicológicos y sociales.
El uso excesivo de las tecnologías puede tener una influencia negativa en la salud mental, agravando o provocando ansiedad, depresión, TDAH, inquietud, impaciencia, ansiedad…incluso en muchas ocasiones, rabia. Algunos afirman que este problema puede afectar incluso a la capacidad del cerebro para crear dopamina, aunque esto, es otra hipótesis más.
Dolores de cabeza, aumento o pérdida de peso, dolores de espalda, síndrome del túnel carpiano…son algunos de los problemas de salud física que puede acarrear el uso excesivo de las tecnologías. También puede tener un impacto negativo en la salud física debido a una mala dieta, falta de actividad física, cuidado personal inadecuado, insomnio, hábitos de sueño perjudiciales, que pueden incrementar los trastornos de la salud mental mencionados anteriormente y conducir a niveles elevados de estrés.
¿Cuáles son las señales de peligro a las que hay que prestar atención?
Aunque haya una falta de consenso sobre los criterios diagnósticos de dependencia excesiva, se han publicado varios estudios que nos aportan información sobre los indicadores y síntomas problemáticos. El uso excesivo de dispositivos puede ser una señal de dependencia de la tecnología. Ciertas tecnologías explotan el impulso humano subyacente de experimentar un sentimiento de pertenencia y conexión con los demás, por tanto, muchos aspectos del diseño del producto se centran en acentuar el miedo del usuario a perderse algo.
Algunos signos de una adicción tecnológica incluyen:
- Incapacidad de controlar o abstenerse de usar tecnologías o medios digitales.
- Uso obsesivo de la tecnología o deseos de utilizar aparatos digitales.
- Descuidar aspectos cruciales de la vida de uno mismo, como en el trabajo o las relaciones sociales, en favor de la tecnología.
- Pérdida de interés en actividades sociales y pasatiempos.
- Usar dispositivos en situaciones potencialmente peligrosas como a la hora de conducir.
- Tener síntomas de salud mental indeseables como depresión, ansiedad, estrés o irritabilidad.
- Mentir u ocultar el uso de la tecnología a familiares, amigos…
- Usar dispositivos digitales durante largos periodos de tiempo o encontrarse usando dispositivos con más frecuencia a lo largo del tiempo.
Conclusión:
Si bien la tecnología es generalmente beneficiosa en nuestras vidas, muchas personas son víctimas de una ilusión contraproducente que hace que sea más difícil reducir el uso de sus dispositivos.
Es prácticamente imposible evitar el uso de los dispositivos hoy en día, pero cuando sea posible, debemos plantearnos una desintoxicación digital. Apartarnos de estos dispositivos digitales e intentar «reconectar» con lo que nos rodea. Como pensamiento final: ¿Podrías tomarte una semana de descanso de las redes sociales? 😉