La irrupción de las operadoras low cost en el mercado español de telecomunicaciones ha transformado significativamente las opciones disponibles para los consumidores al contratar una línea. En los últimos años, estas empresas han ganado terreno rápidamente, ofreciendo tarifas más económicas que desafían a las operadoras tradicionales. Este fenómeno ha llevado a un número considerable de usuarios a reconsiderar sus elecciones, impulsados por la necesidad de optimizar sus gastos en un contexto de creciente presión económica.

Este cambio en la dinámica del mercado ha llevado a las grandes operadoras a perder usuarios; Xataka reportó que en 2021, estas empresas experimentaron la pérdida de casi 900,000 clientes, evidenciando una clara tendencia hacia alternativas más asequibles. La competencia ejercida por las operadoras low cost no solo ha beneficiado a los consumidores, sino que también ha forzado a las empresas tradicionales a adaptar sus estrategias; ante la creciente presión, han comenzado a ajustar sus precios y mejorar sus ofertas para tratar de retener a los clientes que consideran cambiarse.

Sin embargo, un gran problema que tienen las teleco low cost es la cobertura de red o la velocidad de conexión puede no ser tan sólida como la de las operadoras tradicionales, ya que estas empresas dependen en gran medida de infraestructuras alquiladas. Esto puede generar una experiencia de usuario menos estable, especialmente en áreas rurales o de difícil acceso. Además, los servicios adicionales, como la televisión, paquetes de entretenimiento o el acceso a datos ilimitados, suelen ser más limitados o inexistentes en comparación con las grandes compañías, lo que puede dejar a los usuarios con menos opciones a la hora de personalizar su oferta de telecomunicaciones.