La preocupación creciente por el impacto de las redes sociales en la salud mental y el bienestar está impulsando la demanda de teléfonos básicos, conocidos como «feature phones» o «dumb phones». Nokia, una firma finlandesa que fue líder mundial en fabricación de móviles en 2007, ha experimentado un resurgimiento en la venta de estos dispositivos gracias a HMD Global, la compañía que actualmente posee los derechos de fabricación de dispositivos con la marca Nokia. Este fenómeno refleja una tendencia hacia la simplificación de la tecnología y la reducción del tiempo de pantalla.
La demanda de teléfonos básicos está aumentando, especialmente en Europa Occidental y el Reino Unido, donde las ventas han subido un 4% y 12.5% respectivamente en 2024, según datos de Counterpoint Research. Esta tendencia se debe en parte a políticas recientes introducidas en varios países para limitar el uso de smartphones entre los jóvenes en el ámbito escolar. Por ejemplo, en Australia se ha implementado una ley que exige que los usuarios de redes sociales tengan más de 16 años. De manera similar, en Francia, desde 2018, está prohibido el uso de teléfonos móviles en escuelas primarias y secundarias durante las horas de clase.
Desde un punto de vista psicológico, un estudio de la Universidad de Oxford sugiere que el uso excesivo de smartphones y redes sociales puede estar relacionado con problemas de salud mental como la ansiedad y la depresión, especialmente entre los jóvenes. Este estudio refuerza las recomendaciones de expertos en España, que abogan por el uso de teléfonos analógicos para menores de entre 12 y 16 años, fomentando así un menor uso de dispositivos digitales y una mayor participación en actividades físicas y sociales.
La vuelta a los teléfonos básicos no solo presenta un desafío para gigantes tecnológicos como Samsung y Apple, sino que también abre la puerta a la creación de dispositivos inteligentes adaptados a diferentes edades. Empresas como Punkt y Light Phone están diseñando teléfonos minimalistas que buscan ofrecer una experiencia menos intrusiva, con funcionalidades limitadas para evitar distracciones y fomentar una mayor concentración en el mundo real.
En el ámbito educativo, varias escuelas del Reino Unido y Estados Unidos están experimentando con la prohibición de smartphones en las aulas. Estas iniciativas no solo pretenden mejorar la concentración de los estudiantes, sino también fomentar el desarrollo de habilidades sociales a través de interacciones cara a cara. Según un informe de la revista Pediatrics, los niños que limitan su tiempo frente a las pantallas y se dedican más a actividades físicas muestran mejoras significativas en su salud mental y bienestar general.
Desde una perspectiva económica, la demanda de teléfonos básicos está generando nuevas oportunidades de mercado. Según la consultora IDC, las ventas globales de feature phones alcanzaron los 58 millones de unidades en el tercer trimestre de 2024, un aumento del 10% respecto al año anterior. Este resurgimiento se debe en parte a la percepción de que estos dispositivos son más duraderos y ofrecen una mayor vida útil de la batería en comparación con los smartphones modernos, que a menudo necesitan ser recargados diariamente.
En resumen, la creciente preocupación por la adicción a las redes sociales y la salud mental de los jóvenes está impulsando el retorno de los teléfonos básicos. Estos dispositivos ofrecen una alternativa menos adictiva y más segura para los usuarios, promoviendo un equilibrio más saludable entre el mundo digital y el real. Las políticas gubernamentales y las recomendaciones de los expertos están desempeñando un papel crucial en este cambio, motivando a los fabricantes a innovar y adaptarse a las nuevas demandas del mercado